Prevención: La mejor defensa
Evitar que las garrapatas lleguen a tu perro es la forma más efectiva de protegerlo. Usa productos antiparasitarios como collares, pipetas o medicamentos orales recomendados por tu veterinario. Revisa regularmente su pelaje, especialmente después de paseos en áreas verdes, jardines o bosques. Mantén el entorno limpio, recortando el césped y eliminando hojas donde las garrapatas puedan esconderse.
¿Qué hacer si encuentras una garrapata en tu perro?
Si detectas una garrapata adherida a la piel de tu perro, actúa con cuidado para evitar lastimarlo o causar infecciones:
- Usa pinzas especiales para garrapatas o unas de punta fina.
- Sujeta la garrapata lo más cerca posible de la piel de tu perro y tira suavemente hacia arriba, asegurándote de extraerla por completo.
- Limpia la zona con un desinfectante y lava bien tus manos.
- Guarda la garrapata en un recipiente, por si tu veterinario necesita identificarla en caso de que tu perro presente síntomas posteriores.
Evita aplastar la garrapata con los dedos, ya que esto puede liberar patógenos que podrían ser perjudiciales para ti o tu mascota.
Signos de que tu perro podría tener garrapatas
Aunque las garrapatas pueden ser difíciles de detectar a simple vista, existen señales que pueden indicar su presencia:
- Rascado excesivo, especialmente en áreas como el cuello, las orejas o entre los dedos.
- Bultos pequeños y duros al tacto, que podrían ser garrapatas adheridas.
- Irritación o enrojecimiento en la piel.
- Letargo o falta de apetito, en casos donde las garrapatas han transmitido enfermedades.
- Pérdida de sangre en infestaciones severas, lo que puede provocar anemia.
Si notas alguno de estos signos, revisa cuidadosamente a tu perro y consulta a tu veterinario si encuentras alguna anomalía.